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Todo sobre la COP 25 en Madrid: Qué esperar

What you we expect from COP 25 to be held in Madrid

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What you we expect from COP 25 to be held in Madrid

COP25 – Lo que hay que saber Diplomáticos y funcionarios de casi 200 países llegarán a Madrid a principios de diciembre para discutir la mejor manera de abordar la crisis climática. En 2015, los gobiernos firmaron el Acuerdo de París, el primer tratado mundial de la ONU en el que todas las naciones se comprometieron a llevar sus emisiones a cero para mediados de siglo. El año que viene, los mismos países deberán presentar planes climáticos nuevos y más estrictos. Es un desafío: en medio de una situación geopolítica dura, el auge de populismos de ultraderecha y la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la cooperación en la ONU se está tornando cada vez más difícil. Mientras tanto, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando y el número de muertes por impactos climáticos cada vez más devastadores crece. Las economías pequeñas, medianas y grandes están luchando con las consecuencias de estos impactos. La 25ª Conferencia de las Partes en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) se inicia en un momento en que los impactos climáticos se agravan en todo el mundo. Los incendios consumen bosques desde el Amazonas hasta Indonesia, desde el Congo hasta Australia. Las inundaciones acaban de golpear al Reino Unido y Venecia. Las olas de calor, los huracanes de gran intensidad y las tormentas torrenciales son ahora fenómenos comunes. Mientras tanto, crece la presión política para que los gobiernos aumenten su acción climática. La ira por la desigualdad, la corrupción, las políticas injustas y la falta de servicios básicos como aire limpio y agua están empujando a la gente hacia las calles. Los jóvenes, los pueblos indígenas y las comunidades vulnerables están empezando a ejercer una presión política significativa, y científicos, artistas, empresarios, alcaldes y ciudadanos comunes se refieren cada vez más a la “crisis climática”. Se espera que los grupos ambientalistas argumenten que la causa fundamental de la crisis climática está ligada al capitalismo desenfrenado que beneficia a los contaminadores ricos mientras desplaza a los más pobres y pone en riesgo la biodiversidad y la civilización tal como la conocemos hoy en día. Las voces que exigen que la justicia social esté en el corazón de un mundo sin emisiones de carbono son cada vez más fuertes. ¿Qué está en juego? Las discrepancias entre lo que los gobiernos deben hacer según la ciencia y lo que realmente están haciendo están recibiendo una atención mundial sin precedentes. A partir de la COP25 comienza la carrera para que los gobiernos presenten nuevos planes climáticos, que deben estar listos en 2020 y, en virtud del Acuerdo de París, deben ser mejores que los anteriores. Se espera que el Secretario General de la ONU, António Guterres, y los Estados vulnerables lo dejen claro en la COP25. También se espera que el fervor de las movilizaciones en las calles se sienta dentro del recinto y que el anfitrión de la COP 2020, el Reino Unido, esboce su plan para elevar la ambición global. ¿Por qué Madrid? España aceptó ser la sede de la COP25 cuando Chile se retiró debido a los disturbios, las muertes y la dura represión policial en Santiago y otras ciudades del país. Esto significa que Chile y España serán co-anfitriones de esta COP, ya que el país latinoamericano mantiene la presidencia de la reunión. Esto no es inusual: en 2017, Fiji acogió la COP23 en Bonn, Alemania, ya que carecía de la infraestructura necesaria en su capital, Suva. La celebración de la COP25 es una excelente oportunidad para que España muestre los progresos realizados en la transición energética desde que los socialistas llegaron al poder en junio de 2018. La Ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, está decidida a utilizar la COP para avanzar en la acción internacional y también para dar un impulso a su ambición nacional. Tras años de estancamiento en el desarrollo de las energías renovables bajo el gobierno anterior, España tiene ahora mucho que compartir con el mundo. Se han convertido en líderes en asegurar una transición justa, comenzando con su acuerdo para cerrar todas las minas de carbón el año pasado, firmado por los sindicatos. Ha habido un claro compromiso de “no dejar a nadie atrás», y el gobierno ha continuado trabajando con las comunidades afectadas para asegurar que el cierre de las centrales eléctricas de carbón sea compensado por el crecimiento de la economía baja en carbono. La estrategia parece tener éxito y, en las zonas afectadas, los socialistas obtuvieron la misma cantidad o incluso más votos en las últimas elecciones. España también tiene un enorme potencial como líder mundial en energías renovables. El informe Bloomberg New Energy Outlook for 2019 describió a Iberia como el “estándar dorado” para los inversores en energías renovables. Con abundantes recursos eólicos y solares, y empresas como Iberdrola demostrando su liderazgo en la producción y expansión de energías renovables, los inversores institucionales buscan en España una alta rentabilidad. Para poner en marcha su Plan Nacional de Energía y Clima para 2030 (NECP), España debe atraer casi 200 millones de euros de inversión privada. ¿Cuál es la gran pregunta? Citando al Secretario General de la ONU: “ambición, ambición, ambición, ambición, ambición y ambición”. Esta reunión debe generar impulso y presión sobre los grandes contaminadores: la COP25 es una reunión vital para la ambición global. En su clausura, los principales emisores deben escuchar los llamados a la acción e irse de España sintiendo que deberán presentar compromisos líderes en 2020. Si la Unión Europea, China e India sienten la presión, eso inyectará cierto ritmo a los esfuerzos climáticos mundiales. Se espera que António Guterres esté en Madrid para reforzar su llamado a los países para que dejen de alimentar su “adicción al carbón”, exigir planes de neutralidad de carbono para 2050 y pedir el fin de los miles de millones de dólares destinados a los combustibles fósiles. La Unión Europea podría anunciar su plan neto cero para 2050, mientras que 100 o más países podrían comprometerse a la neutralidad de carbono para mediados de siglo. La Alianza para la Ambición Climática, liderada por Chile y la ONU, está siendo considerada por los anfitriones como el “resultado principal” de la COP25. Hasta ahora, 67 países se han adherido a la Alianza, que se fijó como objetivo cero emisiones netas de carbono para 2050. Los anfitriones quieren duplicar la participación en la coalición y atraer a empresas, ciudades y regiones. ¿Habrá protestas? La sueca Greta Thunberg, defensora del clima, planea estar en la capital española para la cumbre –zarpó desde Estados Unidos esta semana. Y el grupo de campaña 350.org cree que las calles de Madrid podrían verse colmadas de gente. El creciente movimiento de huelgas escolares ha fijado el 29 de noviembre como el próximo momento importante para recordar a los políticos lo que está en juego. Los llamados a un Green New Deal que cumpla tanto con las metas climáticas y sociales como con el apoyo a las comunidades en desarrollo para que la transición sea justa –especialmente relevante a la luz de los disturbios civiles en Chile, así como en otros países– probablemente se destaquen. ¿De qué se tratarán las negociaciones? 1- Mercados de carbono: es urgente determinar cómo los mercados de carbono pueden desempeñar un papel positivo en los esfuerzos globales –las reglas del Artículo 6 del Acuerdo de París (que cubre los mercados) permanecen en limbo y serán una de las negociaciones políticas más duras durante la cumbre. En el fondo, se trata de integridad: ¿las ‘compensaciones’ (offsets) que utilizan los países y las grandes empresas contarán como nuevas reducciones de emisiones? ¿O veremos un aumento de las compensaciones dudosas en las que los bosques existentes se cuentan como nuevos, socavando así el Acuerdo de París? Hay dos temas principales: la transferencia de compensaciones de país a país, que seguirá adelante incluso sin reglas, por lo que necesita reglas (y aquí es donde la urgencia entra en juego); y un mercado global de carbono separado que permitiría a los países (y, a través de ellos, a las empresas) intercambiar compensaciones. En el primero, sólo se trata de asegurarse de que haya un sistema de contabilidad confiable. En el segundo caso, se trata de establecer un sistema totalmente nuevo y de enlazarlo con los mercados de carbono existentes. Hay preguntas sobre la cantidad de remanentes que habrá de los mecanismos de mercado existentes (sólo entre los países desarrollados y los países en desarrollo). Es decir, si China, India o incluso Brasil pueden vender las compensaciones producidas ahora a los países que quieran utilizarlas para compensar su acción entre 2020 y 2025. Esto, obviamente, socavaría la presión para reducir las emisiones en el próximo período de cinco años. 2- Pérdidas y daños: los costos crecientes de las pérdidas y daños relacionados con los extremos climáticos vuelven a estar en la agenda y serán un tema de gran importancia para la COP25. Los países vulnerables quieren que el organismo de la ONU que trata el tema –conocido como el Mecanismo Internacional de Varsovia (WIM por sus siglas en inglés)– tenga acceso a apoyo financiero, para que los afectados por el clima extremo puedan a su vez acceder a una compensación. Para que la WIM sea plenamente operativa, los gobiernos deben revisarla. Esto ocurrirá en Madrid. Junto con la financiación de las pérdidas y los daños (aparte de la adaptación), la gobernanza es una cuestión clave (y sobre todo política). La pregunta: ¿la WIM le servirá sólo a la CMA (la reunión de las Partes del Acuerdo de París en el marco de la COP), o tanto a la COP como a la CMA? Sólo las Partes en el Acuerdo de París pueden participar en el CMA, lo que limita su alcance. Mientras que los países desarrollados quieren que la WIM esté bajo la CMA, la mayoría de los países en desarrollo quieren que la WIM sirva tanto a la CMA como a la COP. 3- Ciencia: el IPCC produjo dos informes en 2019, uno sobre los impactos del clima en la tierra, el otro sobre los océanos y la criósfera. El principal mensaje de los científicos es que el mundo necesita reducir a la mitad las emisiones entre 2020 y 2030 y, al mismo tiempo, regenerar la naturaleza, para tener una mayor chance (pero no segura) de no subir de los 1,5°C de calentamiento. Estos informes serán revisados en Madrid y los países decidirán cómo utilizar las recomendaciones de los científicos. No será fácil: a principios de este año, Arabia Saudita, Irán, Kuwait y Estados Unidos se opusieron a que las referencias del informe seminal de 1,5°C del IPCC fueran incluidas en las negociaciones políticas. 4- Los enviados también discutirán el futuro de la agenda de acción (esta es la única forma en que las empresas, ciudades, etc. pueden interactuar formalmente con los países del CMNUCC) y el futuro de lo que se conoce como “medidas de respuesta”, que cubren a los países y comunidades desfavorecidos por la transición a una economía baja en carbono. ¿Dónde está el dinero? Los países en desarrollo quieren garantías de que serán apoyados cuando se comprometan con nuevos planes climáticos más estrictos. Es inevitable que en Madrid se plantee la cuestión del compromiso de US$ 100.000 millones de las economías avanzadas para 2020 en favor de los países en desarrollo, así como las discusiones sobre un nuevo objetivo posterior a 2020. Hay dinero disponible, pero no la cantidad requerida. Las nuevas promesas de contribuciones al Fondo Verde para el Clima sumaron US$ 9.800 millones: lejos de lo que se necesita para hacer frente a la emergencia climática. Los países vulnerables querían que los donantes duplicaran sus esfuerzos actuales para asegurar que el fondo adicionara al menos US$ 14.000 millones. El último informe de la OCDE revela que la financiación proporcionada y movilizada por los países desarrollados para los países en desarrollo alcanzó los US$ 71.200 millones en 2017, frente a los US$ 58.600 millones en 2016. Para alcanzar los US$ 100.000 millones “se requieren esfuerzos continuos para aumentar la financiación pública y mejorar su eficacia en la movilización de la financiación privada”, recomendó. Según un análisis realizado en noviembre de 2019 por la Iniciativa de Política Climática, las inversiones mundiales en financiación de la lucha contra el cambio climático cayeron de un máximo histórico de US$ 612.000 millones en 2017 –impulsadas en particular por las adiciones de capacidad de energía renovable en China, Estados Unidos e India– a US$ 546.000 millones en 2018. ¿Hay un plan para 2020? El gobierno del Reino Unido se dispone a asistir a Madrid y esbozar su plan para 2020. Los observadores ya se refieren a Glasgow como la “COP de la ambición”, donde el mundo acepta la necesidad de pasar de un cambio gradual a un cambio transformador, reflejado en planes climáticos nacionales más fuertes y en un cambio de mentalidad global para tratar la crisis climática como lo que es. ¿Quiénes vienen? Se espera que asistan enviados de casi 200 países, los principales grupos ambientalistas, jóvenes y representantes de comunidades indígenas, lobistas empresariales, líderes de Chile, España, la Unión Europea y el Secretario General de la ONU.